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LIC. MICHEL BARDALES GARCÍA - Especialidad de Lengua y Literatura - Profesor del Área de Comunicación. Poeta, escritor y maestro difusor de la Literatura Amazónica. - Correos: setilx@hotmail.com / arpaganus@gmail.com

viernes

LA PRINCESITA Y EL VIAJERO DEL SOL

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“LA PRINCESITA Y EL VIAJERO DEL SOL”
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Esta es la historia de una pequeña princesita... de una que su sonrisa cautivó a uno de los hijos errantes del sol. Y como todo cuento, que habla sobre el amor o que se aproxime a ello; inició su fluida prosa con el encuentro de dos seres que aprenderían el lenguaje de las miradas.

En un momento del tiempo, una princesita, aún fresca de emociones estaba aprendiendo los colores de los sentimientos, los sabores de la tristeza y los aromas que dejan las ilusiones luego de enterarse que eso no era amor.

Sus días se escribieron en muchas páginas toscas y sin emociones. Cada uno de ellas tenía letras vacías y sin ninguna gota de poesía.  Así era narrada su vida, cada día como la anterior, sin emociones ni versos que le besen antes de dormir y encontrarse nuevamente en los sueños; y claro, despertar entre los abrazos de una almohada multiforme.

Así fueron sus días, simples y atados por la rutina. Todo se escribía igual hasta que un día, una de las páginas se reveló despertando los ánimos de un lápiz aprendiz. Y este, empuñando su talento comenzó a escribir: Había una vez… y  pasó por su camino, un viajero extraño que tenía el nombre de “Poeta Sol”. La princesita mostrando su encanto fresco y no estrenado, le saludó con una muestra de sus primeros gestos de dulzura femenina. El viajero se detuvo y  se acercó un momento para responderle el saludo con un gesto de amabilidad.

Por tres segundos se conocieron e hicieron una galería de miradas. Intercambiaron intenciones y sin saberlo sus almas se abrazaron como para una eternidad. El viajero, muy confiado de sus palabras y de su conocimiento de las miradas; aprovechó que estaban juntos bajo la lira del sol para pedirle una gotita de sus lágrimas. Una pequeña y la más reciente.

La princesita, a pesar de no entender las razones de esa petición, gentilmente le entregó la lagrimita más inocente que tenía. El viajero, que era un experto lector de lágrimas, vio que la princesa puso todo lo que había en su corazón en esa pequeña gotita. Le miró y ella le sonreía inocentemente deseando averiguar lo que este poeta haría con sus sentimientos.

- Mira mi corazón – dijo el poeta descubriéndose el pecho.

La princesita observó que en el corazón del poeta existía un desierto con muchos sueños secos y marchitos. Eran las ruinas de una historia de que no pudo llamarse “amor”.

- ¡Gracias princesita! –  interrumpió la concentración de sus bellos ojos que exploraba ese sueño olvidado. Se inclinó besando sus manos y le dijo “Amor” en muchos idiomas y gestos. Cogió la gotita y la abrió en su pecho.

Esta gota de lágrima tenía en su interior un delicioso y cristalino manantial que se esparció por todo ese reino desolado. Lo hizo página por página hasta que todo comenzó a florecer ante los ojos de la princesita.

- ¡Gracias princesita! – continuó agradeciendo el poeta mientras adornaba con sus besos las suaves manos de la nueva musa que  nacía de todo lo que no se escribió en las antiguas historias.

Luego ambos se miraron, compartieron sonrisas y se decían “te quiero” tan solo con mirarse. Ambos lo sabían pero aun no era el momento de vivir esa historia. Era demasiado pronto para caminar juntos tomados de las manos y recibir los amaneceres amarrados en abrazos y eternos besos de amor.

Solo se miraron, se prometieron sueños con cada guiño que emocionaba sus corazones. Solo se miraron y esperaron a que la página de este cuento llegue a su final.

Y cuando la historia ya narraba la partida del viajero, la princesita corrió hacia él y le dio un tierno abrazo que nunca perderá su perfume. Le abrazó muy fuerte mirándole a los ojos que pedían que le diera una señal de su amor.

- ¡Te prometo! -  Dijo la princesita.

- La próxima vez que nos veamos, te miraré y dibujaré un corazón con mis manos y te lo enviaré para que tú lo llenes con tu amor… ¿Lo harás?...

Sólo mírame y yo sabré lo que tu corazón ya tiene reservado para mí. –

Ambos se miraron y finalizó la historia con un abrazo a ojos cerrados y un mutuo deseo de no despertar de ese hermoso sueño que acababa de comenzar.

- Breve final-


(EL POETA SOL)

5 comentarios:

  1. Una muy buena historia, me gustó, se puede apreciar el empeño y los sentimientos que puso en esta bonita historia, Felicidades Lic. Michel Bardales García, espero muchos más.

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  2. Gracias William... Me da gusto que se den un tiempito para la lectura... sigue adelante... Éxitos seguros!!!

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  3. Que hermosa historia :3 me encantó profe Michel!

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  4. Muy hermosa historia me encanto como siempre haciendo buenos trabajos profe ❤��☺☺

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